Caídos
de la nada
En 1975 fue hallado muerto un hombre que vestía un traje a rayas muy bien planchado. Aparentemente había caído del paso elevado de West Botley, cerca de Oxford (Inglaterra). A las prendas se les había quitado las etiquetas de fábrica y el cadáver no tenía nada que permitiera identificarle.
El hombre llevaba cinco pañuelos, todos ellos marcados con
la inicial "M", y una tira que contenía quince tabletas de un
fármaco nuevo denominado Vivalán. El medicamento era tan nuevo que pocos
médicos sabían de su existencia, y los que lo conocían lo habían recetado
sólo a mujeres, ninguna de las cuales conocía a "M". La identidad
del hombre sigue siendo un misterio. Parece ser que "M" había
surgido del aire y caído verticalmente, encontrando así la muerte.
En 1950 ocurrió el caso más increíble de todos. Rudolph Fenz
acabó sus días bajo las ruedas de un vehículo que acababa de atropellarlo, a pocos
metros de Times Square, en Nueva York. A primera vista, era un atropello
común y corriente, pero las ropas del occiso llamaron mucho la atención pues
eran muy anticuadas, aunque no viejas. Zapatos con hebilla, levita negra,
sombrero y pantalones estrechos. El fallecido, en suma, parecía sacado de una
vieja fotografía del siglo XIX.
Cuando la policía hizo un inventario de las pertenencias del
occiso, un hombre joven, de unos 30 o más años, se encontraron varias
tarjetas a su nombre, unos recibos por la manutención de un carruaje y unos
caballos, unos billetes ya fuera de circulación y una carta dirigida a su
nombre, fechada en 1876. Se intentó dar con su dirección o con su familia,
pero todo fue inútil. Sólo se consiguió ubicar a un tal Rudolph Fenz Jr,
quien ya había fallecido, en una vieja guía telefónica de 1939.
Pero posteriormente se logró ubicar a su viuda, que les
contó a los investigadores que el padre de su marido había desaparecido en la
primavera de 1876. Según sabía, había salido de su casa para dar un paseo,
pero nunca más volvió y nunca más nadie lo volvió a ver. La policía logró
consultar la lista de desaparecidos de ese año y todos se llevaron una gran
sorpresa: en el registro figuraba el nombre de Rudolph Fenz, de 29 años,
quien vestía levita negra, zapatos con hebilla y sombrero en el momento de su
desaparición.