Isidoro
arias
Era un experto navegante, piloto de aviones y veleros, había dado la vuelta al mundo diez veces en barco y quería volver a hacerlo pero en un velero llamado Islero que era un swan de 44 pies, considerado de alta gama, el rolls royce de los veleros. Podia coger altas velocidades y asi poder alargar las jornadas, en un lateral ponía una leyenda que quería que se viera por todo el mundo – Andalucia solo hay una-.
Se entrenaba cada dia porque se enfrentaba a una dura aventura
y no solo físicamente también de forma psicológica ya que como él sabia la
soledad era terrible.
El 21 de octubre de 2001 Islero partió del puerto deportivo de
Benalmadena, los fuertes vientos pronto le habían llevado a Madeira y cruzo el
canal de Panamá, desde allí fue a la Polinesia
, paso el estrecho de Torres entre Australia y
Papúa, Nueva Guinea, y dejo atrás
Ciudad del Cabo tomando rumbo norte hacia la península ibérica.
Todo parecía ir perfectamente hasta que el 25 de marzo de
2002, la familia de Isidoro estaba preocupada, llevaban 24 horas sin saber nada
de él, su ultimo correo electrónico era desconcertante en el les decía que
tenia serios problemas. Contaba que
estaba viviendo una pesadilla que seres
extraños estaban abordando su velero y no le dejaban descansar, decía que le
acosaban dia y noche y no le dejaban.
Parecia que algo estaba fallando. La familia, amigos,
marineros, personas del puerto deportivo, amantes de la mar, todos iniciaron un
rastreo en busca de Isidoro Arias, incluso se pidió oficialmente ayuda de los
gobiernos de Brasil, Sudafrica, Cabo Verde y Reino unido.
A los 38 dias tras su
ultima comunicación encontraron su velero Islero a seiscientas millas de Santa Elena en el
Golfo de Guinea.
Los marineros del pesquero francés Fresco, encontraron el
barco sin tripulación el 1 de mayo de 2003 a las 14 horas. Tras ser remolcado a
puerto las autoridades españolas
inspeccionaron el barco. El cónsul español fue la primera persona en revisarlo
y quien inicio la investigación policial.
Empezaron a surgir preguntas sin respuesta, el cuaderno de
bitagoras de Isidoro indicaba que la meteorología era perfecta y que todo iba normalmente,
las cartas marinas y el resto de documentación estaban completas y en regla. No
había rastro de violencia ni de abordaje
pero había un dato esperanzador, faltaba la lancha de salvamento del velero.
En la cocina todo estaba perfecto, platos y viveres y no parecía
que el barco hubiera estado abandonado, no había moho ni nada mostraba que
hubiera pasado lo contrario.
La búsqueda se reforzó al saber que la lancha faltaba y que el
hombre podía haberse ido por temor a algún peligro y estar a la deriva en el
mar.
Algunas teorías decían que Arias pudo ser victima del
paludismo y la alta fiebre, de ahí el extraño mensaje que les envio a sus
familiares en el ultimo contacto que tuvo con ellos, puede que fueran alucinaciones
producidas por esta enfermedad, pero el instinto de supervivencia de una persona
tan experta en estas aventuras no le hubiera dejado saltar al bote de
salvamento ya que en el barco tiene mas posibilidades de sobrevivir.
Su hijo viajo donde estaba el barco y lo llevo hasta el puerto
de donde salió, con el paso del tiempo la ayuda gubernamental fue cesando poco
a poco y el caso aun sin resolver se dejo en un extraño mutismo.