LOS
FUEGOS FATUOS
Los fuegos fatuos son pequeñas luces o llamas flotantes que suelen adoptar diversas coloraciones (rojo, amarillo, azul pálido), aparecen generalmente cerca de cementerios y lugares pantanosos durante el atardecer o la noche, se mueven en algunos casos y su origen parece deberse a la combustión de ciertos compuestos que se desprenden de sustancias animales o vegetales en proceso de descomposición.
Se dice que retroceden o alejan cuando uno intenta acercarse a ellos y han sido el origen de muchas leyendas y creencias populares, que las asocian con fantasmas y espíritus del más allá. Razón por la cual no todos se contentan con explicaciones racionales y continúan teniendo un aura de superstición y misterio.
Los fuegos fatuos (will of the wisp en Inglés) son considerados por muchas culturas como seres espectrales y se piensa que son las almas de los muertos, por eso aparecen principalmente en cementerios y zonas pantanosas, en otras se afirma que marcan en lugar donde hay tesoros escondidos e incluso en determinadas partes del mundo se les considera síntoma de buen augurio. He aquí algunas de las leyendas más importantes de cada continente sobre estas misteriosas luces nocturnas.
En Estados Unidos de América, según nos cuenta el
antropólogo Dale Ferguson, los indios norteamericanos tenían leyendas sobre espíritus
que se manifestaban como llamas azules que danzaban similares a los fuegos
fatuos.
En Perú, los nativos de los
Andes creen que las luces verdosas y blanquecinas indican los lugares en que
los conquistadores como Francisco Pizarro y sus tropas enterraron el tesoro
de Atahualpa. Le llaman “la luz del dinero”.
Similar es el caso de México,
ya que allí se habla de las “luces del dinero” o “luces del tesoro”. Algunas
de esas luces se vinculan a relatos de la Revolución Mexicana: así, en
Cuatrociénagas (lugar en que se ahogó el lugarteniente de Villa, el General
Fierro) se cree que de noche aparece una luz que señala el lugar en que está
el oro que el general llevaba guardado y que perdió al caer con su caballo.
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A nivel general pero sobre todo en la cultura popular
gaélica y eslava, se cree que los fuegos fatuos son espíritus malignos o
seres sobrenaturales que intentan que los viajeros les sigan al interior del
bosque para conseguir que se pierdan.
En Hungría se habla del
“lidérc” y es un símbolo de buen augurio, se cree que bendice y da buena
salud a quien lo ve.
En Inglaterra aparece en
diversas leyendas populares, siendo en muchas de ellas un ente malicioso.
También, aunque dentro de otras leyendas, los fuegos fatuos aparecen como
guardianes de tesoros.
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En España hay mucho folclore en
torno a los fuegos fatuos. Por ejemplo, en el País Vasco se habla de un tipo
de hada que se transforma en bola de luz, a tal tipo de hada se le llama
“Mari”.
En Italia se habla de los
“Cules”, los cuales son luces de las provincias de Tronio, Cuneo y Novara. En
Bosco dell`Oro se cree en un tipo de guardían del tesoro, la llamada “luce
vagante”, mismo ser que en Milán se conoce como “cagnolitt”. En el cementerio
Trentino di Banano (en Modena) existe la creencia de un espíritu socarrón que
arrastra un bastón terminado en bombilla (cuyo brillo vendría a ser el fuego
fatuo).
En Alemania solo existe un área
donde se ven luces misteriosas y esa área es el bosque de Briselanger, cerca
de Berlín. Allí se las llama “luces locas” o, en alemán, “irrlichter”.
En Holanda, al igual que en
Alemania, durante la Edad Media se creyó en las “luces del tesoro”, las
cuales señalaban lugares de tesoros enterrados. En 1866, una epidemia de
peste bobina fue adjudicada a la aparición de fuegos fatuos en el campo.
En Suecia se piensa que los
fuegos fatuos son espíritus de niños no bautizados que intentan conducir a
los hombres a lugares con agua, todo por el deseo de recibir el sacramento.
El folclore finlandés en cambio
nos habla de “el flamígero” (“Omlatt”), un espíritu de niño que fue enterrado
en el bosque y aparece entre la vegetación.
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La más famosa de las luces
fantasmas asiáticas es una luz que sale del fondo de un río, se queda un rato
flotando a diez metros y después sale disparada hacia el cielo. Su lugar de
aparición es el río Mekong en Tailandia, país que es el hogar de los Nagas,
unos seres míticos que aparecen en octubre y son como llamas que vuelan sobre
la superficie.
En Darjeelin, dentro de la
India, se cree en los “Chota-admins”, un cierto tipo de duendes u
hombrecillos que viven bajo tierra y usan linternas (las cuales vendrían a
ser los fuegos fatuos).
Japón sin embargo es el país
asiático en que más trascendencia han tenido los fuegos fatuos dentro de la
cultura popular. Allí se habla del “hitodama”, término que significa “alma
humana”. En efecto, los japoneses creen que las almas de los recién
fallecidos adquieren el aspecto de una llama fantasmal que tiene tonos
azulados o verdes.
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Dichos hitodamas se verían en
el verano, sobre todo en cementerios y bosques sombríos. Ahora, algo que
llama la atención es como los hitodamas se han expresado en la cultura
popular actual a través de referencias y apariciones en mangas, animes,
videojuegos y otras cosas. Por ejemplo, en Dragon Ball Z se ven muchos
hitodamas cuando Goku cae en el infierno; en el videojuego Okami hay
hitodamas flotando sobre lápidas en la noche; en The Leyend of Zelda
hay unos fantasmas llamados Poes que tienen forma de hitodama; en el anime y
manga The Ghost Sweeper Mikami el hitodama es un aliado de Okinu, el
protagonista; etc…
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En Australia se habla de las
“luces Min Min”, las cuales aparecerían en la Estación Alexandria (el rancho
más grande del mundo) y supuestamente serían tan antiguas que se habrían visto
desde antes de la llegada del hombre blanco. También se habla de la “Quinn`s
Light”, una luz intensamente brillante con forma de águila. Según se cuenta
aparece en el río Murrumbidgee, en New South Wales; y, al parecer, es más que
una simple creencia popular pues ya bien entrado el siglo XX un granjero
vendió su granja por el temor que le engendró haber visto dicha luz…
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A pesar del halo de misticismo
que existe en torno a estas misteriosas luces, científicos de todo el mundo
ha elaborado teorías que podrían explicar el porqué de la formación de
"llamas" o pequeñas "nubes luminosas". Estas son algunas
de las que más fuerza tienen y que podrían explicar la mayoría de los casos:
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Oxidación
de fosfina y gases de metano
Se plantea que la oxidación de
la fosfina y de los gases metano que produce la descomposición de la materia
orgánica serían las causas del fenómeno. Inclusive el científico
italiano Luigi Garlaschelli logró producir (sin que se de ignición) dichas
luces al agregar sustancias químicas a gases originados de la descomposición
orgánica. Ahora, la teoría susodicha explica algunos casos pero, como alegan
sus críticos, no aquellos en los cuales las luces (fuegos fatuos) han
mostrado patrones de movimiento o como explican algunos testimonios que los
fuegos se alejen.
Bioluminiscencia
Algunos afirman que ciertos
organismos bioluminiscentes, como el hongo Armillaria mellea, serían los
causantes de los fuegos fatuos o incluso luciérnagas ocultas por la niebla o
la emisión de gases formados por la descomposición.
Luces de coches
Conclusiones
A pesar de que actualmente cuentan con varias explicaciones racionales, los fuegos fatuos continúan asociados a los misterios del más allá, esta creencia se debe en parte a las leyendas que han aparecido en el folclore popular de cada continente. Así pues, los fuegos fatuos representan, más allá de un mero fenómeno natural, un simbolismos con entidades ectoplásmicas e incluso el alma de los difuntos. Es curioso pensar que pueblos y culturas alejadas por miles de kilómetros de distancia han asociado de forma independiente a estas luces con la misma idea, espíritus o entidades espectrales que únicamente aparecen de noche.